miércoles, 2 de abril de 2008

ADOLESCENTES, NIÑOS......VIVENCIAS DURAS

Historias en el silencio
El Día de Reyes, destinado a celebrar a las y los más pequeños, también puede ser una oportunidad para pensar que no son sólo destinatarios de regalos y festejos: fundamentalmente, son personas en proceso de desarrollo y sujetos de derechos. Derechos que a menudo son violados a través de conductas individuales y silencios colectivos. Una investigación presentada recientemente, que bucea en el mundo de la prostitución infantil y adolescente no sólo desde el discurso adulto sino incluyendo las percepciones de sus protagonistas, interpela desde una realidad que se insiste en invisibilizar.
ISABEL PEREZ

Para Víctor Giorgi, hay una alternancia entre el silencio y el sensacionalismo.

El pasado 18 de diciembre Unicef y la Red Uruguaya de Autonomías (RUDA) presentaron la investigación "Historias en el silencio. Prostitución infantil y adolescente en Montevideo y Área Metropolitana", realizada por Susana Rostagnol y Valeria Grabino, con la coordinación de Alejandra Saravia. La misma muestra la complejidad de factores que se entrecruzan en el ingreso y permanencia en la prostitución integrando, desde una metodología poco usual y novedosa, la mirada de las jóvenes personas que se encuentran en esa situación en la ciudad de Montevideo.
A modo de introducción, el presidente de Unicef Uruguay, Tom Bergmann-Harris, y Marisa Ruiz por RUDA pusieron el acento en la importancia de acumular estudios académicos sobre la prostitución infantil, un compromiso que Uruguay asumió al adherir a la Convención de los Derechos del Niño. Por su parte, el Comité de los Derechos del Niño recomendó al Estado uruguayo, en su 45º período de sesiones, "realizar más estudios en profundidad sobre la explotación sexual de niños y sobre el turismo sexual para evaluar su alcance y permitir un monitoreo efectivo y medidas para prevenirlo, combatirlo y eliminarlo", según cita en su presentación la publicación que recoge los resultados de la investigación.
En nuestro país se aprobó en setiembre de 2004 la Ley Nº 17.815 , de Violencia sexual comercial o no comercial cometida contra niños, adolescentes o incapaces, que penaliza estas conductas, incluyendo su demanda y la producción de material pornográfico con utilización de menores.
En este marco, el Instituto del Niño y del Adolescente del Uruguay (INAU), junto al Comité Nacional para la erradicación de la explotación sexual comercial y no comercial, presentaron en el mes de noviembre de 2007 el primer Plan Nacional que permitirá unificar criterios y aplicar protocolos para la detección y el combate de esta problemática.
En opinión de Tom Bergmann-Harris y de Marisa Ruiz, si bien alrededor de la prostitución infantil y adolescente se ha montado "un espeso silencio", es imprescindible fortalecer su investigación en profundidad, pues el hecho no sólo constituye una violación de derechos humanos, sino que puede contribuir a la perpetuación de su práctica al constituirse cantera de posibles futuros abusadores.
La presentación del contenido de la publicación y valoraciones sobre el mismo, estuvieron a cargo de Víctor Giorgi, presidente del INAU, la socióloga María Elena Launaga y la abogada Diana González, esta última en representación de la senadora Margarita Percovich que por compromisos previos no pudo estar presente.

TRAMA DE COMPLICIDADES
Para Víctor Giorgi la invisibilidad del tema es activamente construida, tanto por explotadores, clientes y el propio explotado, como por la complicidad de las instituciones como INAU, la Policía y el Ministerio de Salud Pública, que "como sienten que no lo pueden manejar, optan en muchas ocasiones por no meterse".
Por otro lado, observa que hay una alternancia entre el silencio y el sensacionalismo, que de algún modo funciona también como "espejismo" que genera ocultamiento de la problemática real. En este sentido, destaca como logro de la investigación centrarse no sólo en los niños y niñas que la ejercen, sino en todo su contexto desde una mirada antropológica, porque esto "ayuda a no criminalizar" a las víctimas .
Encontrarse con los discursos propios de los niños y las niñas que ejercen la prostitución, ayuda además a visualizar la dificultad para definir los límites entre esta práctica y lo que se denomina "alianza para la sobrevivencia", es decir un intercambio de favores en el que se desdibuja el abuso.
La investigación enumera entre los mecanismos facilitadores del ingreso a la situación de prostitución "la obtención de dinero", el "acceso a lugares que de otro modo no podrían ingresar", un "lugar de continentación y afecto", así como la "mejora de la autoestima, posibilidad de cuidarse y arreglarse".
La permanencia en la prostitución a su vez se ve facilitada por "la imposibilidad de aislar el problema" de otros que se viven a nivel social, el hecho de que "la familia legitima la situación" en muchos casos, la "naturalización de algunas situaciones: abuso y abandono", el "abuso policial", los "arreglos con las redes así como con personal de instituciones del Estado", los "mecanismos judiciales débiles", entre otros factores.

FRONTERAS DIFUSAS
Marcos, uno de los jóvenes cuya voz rescata la investigación, relata que su primera experiencia fue a los 15 años y para llevarle dinero a su madre que no conseguía trabajo, aunque ella no sabía de su práctica. El primer hombre fue para él un "cliente fijo", del cual "recibía dinero, alimentos y respeto". Lo trataba "como si estuviera enamorado", aunque para Marcos no era una pareja sino un cliente, porque "pareja de hombres no quiero. Ya probé y no me gustó".
Ante la pregunta "¿vos no querés verlo más?", Marcos contesta que "sí, hay veces que sí, que tengo ganas de verlo porque me gusta como me trata y todo. Pero hay veces que... Como un rato puedo estar, ¡sí vamos!, pero a los cinco minutos no voy nada".
El explotador, al que Marcos refiere como "cliente fijo", genera una relación de confianza con el explotado, brindándole seguridad y protección, lo cual hace aún menos nítido el límite con el abuso, porque se generan relaciones de afecto y difícilmente se produzcan espontáneamente deseos de denuncia.
Para Giorgi, concentrarnos en este aspecto es muy importante para comprender la complejidad del asunto. Para el explotado, "a veces el vacío es tal o tan grande la baja autoestima, que sentirse mirado aunque sólo sea como mercancía se convierte en algo placentero", aunque como Marcos, muchos tengan sensaciones ambiguas con relación al explotador.
Es central posicionarse desde la perspectiva del niño, niña o adolescente pues, en general, cuando se desbarata una red de trata o explotación infantil, ellos "quedan a la deriva", resultando criminalizados y en un lugar de desamparo. El juicio social recae muchas veces sobre esas víctimas, incluso en las propias instituciones adonde son derivadas, como los hogares de amparo del INAU, reconoce el presidente de la institución.
Por otra parte llama la atención, y el propio Giorgi lo destaca, como en el discurso de las y los jóvenes entrevistados, el INAU se visualiza más como un lugar ­ "me llevaron para General Flores"­ que como un actor social. Así, por ejemplo, ciertos niños son vistos como "del INAU" en vez de visualizarse a la institución como un espacio en donde se trabajan esos y otros problemas.
Otro aspecto interesante que surge de la investigación es como se "relativizan las fronteras, mostrando una zona gris en cuanto a nociones como el género, la sexualidad, etc", apunta Giorgi, ya que en varios testimonios aparece la sexualidad vinculada a la violencia: "yo quiero conocer el carácter, si no me maltrata", dicen algunas de las adolescentes entrevistadas ante la pregunta acerca de cuándo eligen tener relaciones sexuales con otra persona.
El testimonio de Verónica, hecha luz sobre este aspecto. Ella relata cómo estuvo con alguien por dinero, aunque dice no recordarlo y saberlo sólo por el relato de sus amigas ya que "estaba muy borracha". A ese hombre lo ve luego en el barrio y siente "asco", lo que muestra como a través de la práctica de la prostitución también se desdibuja el sentido más placentero de la sexualidad.

LOS CLIENTES
Para María Elena Laurnaga, la investigación llama a reflexionar sobre "la sexualidad de nuestra sociedad, pues parece que todos compramos y vendemos erotismo" y es difícil, desde este posicionamiento, no fomentar y reproducir la prostitución, sobre todo de los más vulnerables.
Según afirma el propio trabajo realizado por RUDA y Unicef, "los clientes no son un pequeño grupo de pervertidos, sino un abundante número de hombres que resuelven su sexualidad de esta manera" y es importante destacar que durante el proceso de investigación, "no se encontraron casos en que los clientes o explotadores fueran mujeres, sino que en la mayoría se trataba de hombres adultos".
Trabajar "con los ausentes (los propios protagonistas de esta historia) es una opción metodológica muy impactante", y nos lleva a pensar en un cuestionamiento que es también bastante riesgoso: "¿Hay algo de elección, existe libertad para optar en estos jóvenes?", dispara Laurnaga.
Se trata de una de las cuestiones más complejas de este asunto, sin duda, y uno de los interrogantes que intencionalmente la investigación trató de despertar, como forma de movilizar diversos debates sobre el tema, y, fundamentalmente, como afirma Laurnaga, "trabajar con espejos hacia el mundo adulto", aunque también aclara las consecuencias complicadas que puede traer responsabilizarlos: "puede llevar a defender la baja de la imputabilidad".
Como para ampliar aún más la mirada, aparecen en la investigación testimonios de mujeres adolescentes que integran otros elementos. A su sensación de asco por el hombre con el que tuvo sexo por dinero, Verónica agrega que luego del hecho, cuando lo vio borracho por la calle, le robó porque se había quedado con bronca.
La adolescente cuenta además que ha pasado por juzgados de menores pues llegó a estar internada en el Hogar CIAF del INAU, y que los jueces "te hablan mal. No te dicen mugrienta, pero te tratan como...". Lo que dice y la bronca que incluye da cuenta de la dificultad de abordaje y la falta de garantías que muchas veces tienen estas jóvenes por la mirada prejuiciada que ya posee el mundo adulto.

SIN OPCIONES
Diana González, abogada especializada en la defensa de los derechos de niñas, niños y adolescentes, asegura que debemos "deconstruir lo naturalizado", y resalta de la investigación su manera de "mostrarnos lo cotidiano, cómo vive, cómo siente y cómo se mueve ese adolescente".
Convencida de "que las opciones de estos niños y niñas son tomadas dentro de la inequidad, y por lo tanto no son opciones", llama la atención sobre un hecho sintomático: luego de aprobada la Ley Nº 17.815 , de Violencia sexual comercial o no comercial cometida contra niños, adolescentes o incapaces en Uruguay, sólo dos casos de prostitución infantil han culminado con el procesamiento del cliente. Una evidencia de que, como sociedad, aún no se condena al explotador.
Las autoras de la investigación afirman que pretende ser provocadora, en el sentido de inquietarnos y llamarnos a la reflexión sobre nuestro propio manejo como sociedad de la sexualidad, además de agregar al debate sobre si ejercer la prostitución es para estos niños, niñas y adolescentes una elección libre o no. En muchos casos, "es una opción mejor a lo que viven en sus casas, porque no siempre la familia es el mejor lugar para quedarse", adelantan a partir de la experiencia sistematizada.
La realización del trabajo implicó la aplicación de diversas metodologías de investigación, entre las cuales está el estudio del funcionamiento de un centro juvenil, entrevistas a informantes calificados de instituciones que trabajan en el tema, entrevistas en profundidad a adolescentes que se encuentran en situación de prostitución, entrevistas a adolescentes que están en contacto con otros que la ejercen y a trabajadoras sexuales adultas, entre otras personas.
La intención fue rescatar "la perspectiva de los sujetos, y en particular de los niños, niñas y adolescentes que se encuentran en situación de prostitución actualmente o lo han estado en el pasado. Se parte del supuesto, entonces, de que estos discursos, aún en su heterogeneidad y con sus contradicciones, responden a un marco de referencia común, que subyace y articula el conjunto de prácticas y sentidos compartidos".
Más allá de las revelaciones, este enfoque tal vez sea lo más destacable de la investigación, pues enfrentarse no sólo al discurso sino a la historia de vida de estos niños, niñas y adolescentes sujetos de derechos, con todas sus complejas imbricaciones, implica bucear en lo que nuestra propia sociedad genera, y pocas veces está dispuesta a ver.
Artículo publicado en el Diario La República
Domingo, 06 de enero, 2008 - AÑO 9 - Nro.29

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